Este evento se inició el pasado domingo con una llamarada solar que hizo erupción en el centro de nuestro astro: el Sol, tal y como afirma Doug Biesecker, un físico del National Oceanic and Atmospheric Administration Space Weather Prediction Center (NOAA).
“La llamarada en sí no era espectacular, pero generó una gran eyección de masa coronal muy rápida y que viaja a más de 6 millones de kilómetros por hora”, afirmó Biesecker a AFP.
Una ráfada de radiación en forma de protones solares ya ha empezado a bombardear nuestro planeta, y es probable que continúe así hasta el miércoles. Esta tormenta, aunque es la mayor desde el año 2005, está categorizada con un valor de tres (3) en una escala que va desde uno (1) hasta cinco (5), por lo que a pesar de ser una tormenta fuerte, no es alarmante.
NOAA ha afirmado en su web que esta tormenta podría causar algunos reinicios aislados en algunos de los ordenadores colocados en los satélites y algunos problemas de comunicación en la zona de los polos. Normalmente, cada vez que hay una tormenta solar, las regiones polares son las que más sufren.
Por ejemplo, esta tormenta podría significar la interrupción en vuelos de algunas aerolíneas, en las operaciónes de petróles, en las exploraciones Árticas y en los satélites espaciales.
Sin embargo, hay que estar tranquilos, ya que como comenta el propio Biesecker:
No esperamos mayores problemas con esta tormenta. Sólo aquellos que usen GPS (Global Positioning System) con una gran precisión (centímetros) pueden tener algún problema. No el resto de personas.
Es probable que los europeos y asiáticos podamos observar la Aurora Polar la próxima madrugada, como consecuencia de la tormenta.